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Paz a partir de 100 m2

06 de Agosto de 2000

 

 

Durante mucho tiempo me he preguntado cual es la relación artimética entre la superficie habitable y el comportamiento del ser humano, y si en verdad incrementando el primero podemos mejorar el segundo.

Estoy convencido que definitivamente si es posible.

Sin ser experto en peces he sabido que los denominados "Beta" son originalmente pacíficos en su comportamiento, cuando se encuentran en su hábitat natural disponiendo de espacio, pero en la pecera hay que separarlos con un vidrio pues la agresividad llega a su máximo, al grado que sólo sobrevive el más fuerte si se les deja juntos.

No es ninguna novedad que la falta de espacio, o la reducción de nuestro territorio nos altere de la misma forma, sin embargo trataremos de analizar y proponer algunas soluciones, especialmente para las grandes ciudades como el D.F., Guadalajara, Monterrey, etc.

Hagamos una retrospectiva histórica.

La Corona Española le pagó sus "servicios " a Hernán Cortés, otorgándole algunos territorios, entre los cuales había una "mancha de terreno" que empezaba por Villa Coapa al sur del D.F. y terminaba en Oaxaca...

Con el paso del tiempo el conquistador a su vez pagó los servicios a sus segundos de a bordo y heredó a su familia con enormes extensiones de tierra mismas que empezaron a tomar el nombre de Haciendas, y que a su vez éstas se seguían dividiendo para pagar servicios de administración y producción a otras personas.

Los "deslindes" y protocolizaciones las formalizó el primer notario de la Nueva España que fué el mismo Hernán Cortés, naciendo ahí los orígenes del actual registro público de la propiedad.

La tierra empezaba a "pulverizarse" sin embargo estas grandes extensiones comparadas a la pequeña propiedad urbana que ya existía en el centro de la ciudad de México, seguían siendo muy interesantes y productivas.

Dando un salto hasta principios del siglo veinte, nos encontramos a los primeros grandes desarrolladores y especuladores inmobiliarios, que bajo el esquema original de trazos urbanos sacado del hoy centro histórico de la Ciudad de México, pulverizaron la mancha urbana, y para entonces ya se había detonado una tendencia que nadie ni nada podría parar y racionalizar con un plan de desarrollo que conviniera a la Ciudad.

La Colonia Roma fué el fraccionamiento porfiriano de lujo con las casas mas hermosas en Art Decó y Art Noveau, donde se asentó la sociedad de más alto nivel.

Siguieron Del Valle, Narvarte, y muchas más, establecidas en donde antes eran los antiguos cascos de las Haciendas con el mismo nombre. Hoy aún existen parte de las casonas de la Guadalupe- Florida-Chimalistac y en Villa Coapa, además de algunas otras.

Digamos que hasta este punto la ciudad era eficiente, y casi me atrevería a decir que de no haber rebasado esta densidad y planeación, nuestra ciudad sería la auténtica envidia de cualquier otra del mundo, con una calidad de vida que no quedaría a discusión.

En 1970 Bajo la administración del presidente Echeverría se promueve el asentamiento humano mas temerario y desordenado conocido como Ciudad Netzahualcoyotl, y es ahí donde empiezan los problemas que hoy casi me atrevería a decir que son irreversibles. En menos de una década el D.F. tiene que funcionar y operar con su misma estructura pero con 3 millones de seres humanos que "no estaban presupuestados" para operar dentro de la organización urbana existente.

Se crea el sistema de transporte colectivo mejor conocido como "metro", para "distribuir" a esa mancha urbana asentada sin planeación, y en forma inesperada. Hay que ensanchar el "tubo" del drenaje profundo y crear una de las obras públicas más costosas e increíbles que podamos haber imaginado.

El metro, los ejes viales, el drenaje profundo, y sobre todo el invento denominado " casas de interés social" hacen de la Ciudad de México, uno de los fenómenos sociales más dramáticos que la humanidad haya tenido.

No nos damos cuenta porque ahí nacimos, pero la magnitud, complejidad, y sobre todo el nivel de irreversibilidad que hoy tiene, son fenómenos dignos para que de una vez por todas nos sentemos a ponerles un alto definitivo, pues la especulación inmobiliaria estatal y privada, ( no dije desarrollo inmobiliario... ) sólo nos están llevando al empeoramiento de la relación entre sus habitantes.

¿Por qué la Ciudad de México hoy tiene un cáncer que parece no tener "quimioterapia" que la cure?

Podría atreverme a asegurar que no existe un plan serio de desarrollo urbano interestatal y municipal que ordene en forma "macro" la gran mancha de la Ciudad de México y los veintitantos municipios conurbados del Estado de México... por lo que Guadalajara junto con Monterrey deben de empezar a poner "sus barbas a remojar"...

Independientemente de los estrategas urbanos que proyecten un plan para los próximos 200 años por lo menos, de como visualizan el desarrollo, basado en la historia y en las tendencias demográficas, económicas, y sociales, podría afirmar que una solución es que a cada individuo se le garantice un espacio vital de 100 m2 combinados entre áreas libres y construidas dentro de el limite de su propiedad privada.

Esta fórmula artimética me parece una cifra digna para que un ser humano viva en paz con sus semejantes.

Lo podríamos denominar algo así como el "Derecho Constitucional a la Densidad Mínima".

Con un principio tan sencillo y elemental como éste, cualquier proyecto de desarrollo estatal o privado, así como los programas de reordenación urbana, tendrían un principio artimético en el cual basarse para proyectar lo que fuera necesario.

Un departamento de una recámara en el cual presumiblemente pueden vivir dos personas, debería de ser de 100 m2 de construcción por reglamento, mas otros 100 m2 de jardín privativo, o si acaso sólo hay 50 m2 disponibles para dicha área verde, entonces el departamento tendría que ser de 150 m2 más áreas verdes.

Del mismo modo esta fórmula debería de impedir que el área final construida fuese menor al 50% del "derecho constitucional de densidad mínima" ( D.C.D.M. ) , es decir que si es de una recámara donde presumiblemente pueden cohabitar dos personas significaría que el D.C.D.M. que es 100 m2 x 2 = 200 m2 al 50% = 100 m2 construidos mínimos más área verde.

Si el inmueble es de 2 recámaras podría ser de 200 m2 mínimos de construcción y reducir en un 25% el área total construída, quedando en 150 m2, más área verde.

Y de 3 recámaras debería de ser de 300 m2 reduciendo 25% y quedando de 225 m2, más area verde.

Muchos desarrolladores dirán que esto no es posible por los costos de la tierra y construcción pero, el reto ahí queda con el sólo propósito de dignificar la vivienda en México.

La defensa de los m2 mínimos que una persona necesita para cohabitar en paz con sus semejantes es una idea que debiera de estudiarse, considerarse, legislarse y elevar a rango constitucional.

 

Claudio Márquez Passy

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