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D.F. una ciudad sin nombre.

30 de Junio de 2007

 

 

 

La Ciudad de México es más grande que todos sus gobernantes juntos, y me refiero a grande, en el sentido de grandeza y nobleza, pues crece, envejece, y resiste todos los embates de los peores proyectos de planeación que guarda en su historia desde su fundación.

Tratando de verla en una película desde el año de 1325, y de como guardó esplendor y magia, hasta que 196 años después en 1521, fue destruida por el primer gobernante que le arrebató su destino a una ciudad que hoy sería más grandiosa y asombrosa que cualquier otra en nuestro planeta.

Basta con dar media vuelta sobre la metrópoli, en el avión que nos aterrizará en el aeropuerto, para darnos cuenta de la sorprendente e inimaginable forma que sobrevive cada día esta fascinante ciudad que ni siquiera tiene claro como se llama... ¿Ciudad de México?... ¿que acaso Tamazunchale no es una ciudad de México, por estar en su país que se llama México?... ¿Distrito Federal? ¿Es acaso la ciudad donde residen los poderes federales? 

¿No sería bueno pensar en bautizarla nuevamente en virtud de que Cortés se encargó de enterrar su gran nombre de Tenochtitlan?

¿Chilangolandia? ¡vaya! éste pudiera ser nuestro nombre oficial, pues en provincia no nos conocen como defeños, o tenochtitlanos, o Mexicas, sino más bien como Chilangos, por lo que para evitar que tengamos que gastar en publicidad en un nuevo nombre, más nos vale mantener una imagen que hasta la Real Academia Española, ya la reconoce como palabra oficial. De todos modos vaya dejadez de nosotros de aceptar como prefijo la palabra chile (¿Es todo lo que comemos?) y como sufijo ango (que significa algo despectivo) ...

Entonces si no llegamos siquiera a tener un nombre propio que identifique al Distrito Federal, entonces como podemos pensar que suerte le deseamos en los próximos cien años a nuestra metrópoli.

Paris, tiene este nombre porque los Parisii, era un pueblo galo que dominó en épocas de Julio César y fundo la ciudad en los años 200 a 250 después de Cristo

Madrid recibe su nombre del antiguo castellano, Magrit producto de un enclave Árabe, que fue conquistado por Alfonso VI de León y Castilla en el 1083.

Tenochtitlan, es el lugar donde abundan las tunas, Nochitli (Tuna), Tlan (Abundancia).

México que es el nombre de nuestro país (eso creo) viene de Metztli, luna; xictli, ombligo; y co, lugar; y digo creo porque el nombre oficial es Estados Unidos Mexicanos, como para diferenciarnos de los Estados Unidos de América, por si los Estados Unidos Mexicanos no estuvieran en América, y como si se les olvidara que el nombre le pertenece al continente y no al país. En fin ya me salí de fronteras en mi comentario.

Por todo lo anterior y para los que vivimos en la Ciudad sin nombre, creo que nos ocurre un problema de despersonalización y falta de identidad muy profundo, pues el Regiomontano en Monterrey, el Jarocho en Veracruz, el Tapatío en Jalisco, o a secas el Queretano de Querétaro (especie en extinción) , todos ellos saben que son: Regio, Tapatío, Jarocho, Queretano, pero yo que vivo aquí...¿Cómo me llamo?

¿Chilango? No me gusta porque no acostumbro autodespreciarme.

¿Defeño? Tener un nombre resultado de una descripción de un estado, porque Distrito Federal no es nombre sino es la descripción y situación de una entidad federativa que tiene la característica de ser la sede de los poderes federales. Tampoco me voy a decir Defeño.

¿Soy Tenochtitla? La verdad me gustaría por tener más personalidad, pero hace más de 500 años que Cortés lo derogó y quizás podríamos recobrarlo, pero ya no quedan más que algunas piedras de esa esplendorosa Ciudad, por lo que ya no sería mas que una nostalgia histórica.

¿Entonces como me auto nombro yo ciudadano de una ciudad sin nombre?

¿Capitalino innominado de México a secas? ¡Que original!... para nada...

Pero para respetar, rescatar, y sobre todo enaltecer nuestras raíces, considero que debemos buscar el nombre en nuestra lengua que todos deberíamos hablar antes que el Inglés, y me refiero al Náhuatl, donde encuentro algunas ideas que engrandecerán y nos podrán dar la oportunidad de recobrar esa identidad perdida, y ofrecer al habitante, al turista, al inmigrante, y al emigrante una idea de lo que esta ciudad ha dado y sigue dando a todos.

La Ciudad que hoy habitamos y equivocadamente le llamamos de México y no significa nada más que una pobreza y pereza mental de que nadie pudo ponerse a buscar un nombre, ha sido y parece que seguirá siendo la tierra que recibe a todos los que nacen, que llegan de otras partes del país y del mundo, y los alberga con una capacidad de expansión para que todos convivan, produzcan, y algún día se vayan.

El estado de México está peor en su nombre, pues equivale a que en Francia hubiera una provincia que se llamara Estado de Francia, o que en España hubiera uno que se llamara Estado de España... ¡Qué falta de originalidad y de inactividad, para cambiar algo tan estúpido.

La Ciudad de México, es el equivalente a que Madrid se llamara La ciudad de España, y Paris fuera La Ciudad de Francia. Ya con esto termino la colección de aberraciones históricas, gramaticales, y políticas.

Ahora bien... me encontré que en el Náhuatl Tlalli significa Tierra y Nochtin quiere decir: todos, por lo que para iniciar una etapa de rescate, respeto, auto identidad y congruencia con lo que esta metrópoli (D.F. y Estado de México) ha sido en los últimos 500 años, propongo darle su nuevo nombre, pues para mí, a partir de hoy diré que vivo en:

"NOCHTINTLALLI"

(La Tierra de Todos)

 

 

 

Claudio Márquez Passy

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