El 2 de enero del año 1492, los reyes católicos Fernando II de Aragón, e Isabel I de Castilla estaban consolidando "la conquista” de Granada, y recibiendo de manos de Boabdil, las llaves de la ciudad en La Alhambra. El 15 de marzo de 1493, estaba atracando Colón en el puerto de Palos, donde había zarpado el año anterior un 3 de agosto, y reportando a sus majestades, una expansión inimaginable de su reinado. Dos años bastante agitados para estos jóvenes e intrépidos reyes.
Faltaba un pequeño detalle para pasar de simples poseedores físicos a propietarios legales de lo que le llamarían "Las Indias", y era el reconocimiento del Papa. No por ser reyes, podrían disponer tan fácilmente de cualquier territorio donde fueran a clavar su espada en la arena.
El Papa en funciones, Alejandro VI (Rodrigo Borgia), a sabiendas del contenido del tratado de Alcaçovas, donde Portugal era dueña de Nueva Guinea, Elmina, Madeira, Islas Azores, Cabo Verde, excepto Islas Canarias, y en acuerdo secreto con Fernando e Isabel, se apresuró a publicar el 3 de mayo del mismo año 1493, la bula "Inter Caetera”, donde los reconoció (de manera exprés) como dueños absolutos de todos aquellos territorios. Esta bula es muy amplia y sumamente interesante. Una de sus últimas líneas dice así: --- Nadie pues se atreva en modo alguno, a infringir o a contrariar con ánimo temerario este documento---.
En otras palabras, el Papa les había otorgado legalmente la propiedad del "Nuevo Mundo”.
Sin embargo, y como habrán de suponer mis queridos lectores, yo no estuve de acuerdo, por lo que, acompañado del almirante Colón, me fui a discutir este asunto cara a cara con Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
Si quieres enterarte cómo estuvo la plática completa, con éstos y otros inmortales personajes, no dejes de seguirme, pues en breve estará a tu disposición mi nuevo libro: "La Grulla Parda”.
